Por qué no fui un buen profesor

17.04.2013 18:51

POR QUÉ NO FUI NUNCA UN BUEN PROFESOR

Profesor: Anti-ejemplo que terminamos imitando.

Maestro: Ser que aprende y enseña con un mismo cuerpo.

Flober Zapata

 

Un buen profesor da siempre todo de sí para que sus estudiantes sean tan buenos como él o mejores que él, y es un orgullo para él que sus estudiantes, todos o la mayoría le sigan los pasos.

Un buen profesor enseña cosas, cosas que algunos llaman saberes, otros contenidos, otros conocimientos; cosas que manda el Ministerio; cosas que hay que aprender, cosas que van a necesitar para hacerse seres útiles a la sociedad, recursos humanos, hombres y mujeres competentes, es decir, virtuosos, es decir capaces, es decir, mañosos, y es un orgullo para él ponerles un cinco, y es un orgullo para él verlos entre los cien mejores en el ICFES.

Un buen profesor es un ejemplo, un ejemplo de orden y obediencia, de pulcritud y de sapiencia, de puntualidad, de seriedad, de ser adulto, hombre, ciudadano, padre, empleado, es decir súbdito.

Un buen profesor es un hombre de fe, un hombre que cree y le enseña a sus estudiantes a creer, un hombre que teme a Dios y les enseña a sus estudiantes ese temor, un buen profesor profesa su fe y se entrega en cuerpo y alma y sin pensar a esa fe y enseña a sus estudiantes a entregarse, en cuerpo y alma y sin pensar a esa fe.

Un buen profesor es un hombre exigente, un hombre que lo exige todo en la medida en que lo da todo. Un hombre que piensa que sólo con disciplina se puede ser grande, que sólo siendo obediente se alcanzan las metas, pues él ya alcanzó la suya, es un buen profesor.

Un buen profesor te pide el cuaderno, que lo lleves ordenado y que no dejes nunca de copiar lo que te dicta, y que no dejes nunca de estudiar lo que copiaste, y te examina a ver qué tanto guardaste del cuaderno en tu memoria y periódicamente revisa tu cuaderno y se asegura de que esté al día, de que hayas realizado los cuarenta ejercicios y de que hayas hecho la consulta y el cuadro y el diagrama y el mapa…

Y te pone tareas el buen profesor, tienes que estar ocupado, porque el tiempo libre es mal consejero, y revisa tus tareas el buen profesor, y juiciosamente registra en su libreta la nota que sacaste en la tarea y esa nota será un poco menor por cada día que te tardes en llevarla, porque tienes que ser responsable y tienes que ser obediente y tienes que ser puntual, porque eres sólo la nota que sacaste en la tarea, en el examen.

Quítate en clase la gorra, dice el buen profesor, y lleva bien tu uniforme y el corte de cabello y los zapatos y las uñas; y escucha el himno firme y de pie y en silencio y mantén la distancia en formación y no rayes la silla ni las paredes y no tires basuras ni te tires a las chicas, ni a los chicos.

No te pintes el pelo, dice el buen profesor, y no llegues tarde a clase ni al comedor pues te puedes quedar sin el alimento del cuerpo y sin el del alma.

Y no hables en clase, dice el buen profesor y no preguntes lo que él ya te explicó y nunca repliques ni des tu opinión, pues él, que todo lo sabe, tiene siempre la razón, es un buen profesor.

Haz sólo lo que yo digo, dice el buen profesor, 

porque yo vine a educarte y tú viniste a obedecer;

 pues yo tengo la experiencia y tengo todo el saber 

y únicamente actitud es lo que debes tener, 

una actitud bien sumisa de callar y de creer, 

pues toda tu gran ignorancia Dios y yo te haremos perder 

y de ti una mansa oveja vamos a hacer.

Todo eso y mucho más dice un buen profesor, 

y entenderá este texto el buen profesor 

y se sentirá orgulloso de ser un buen profesor.

Por estas y otras razones, no fui nunca ni seré, un buen profesor.

 

GIOVANI MEJÍA CORREA

Abril 17 de 2013