Ejercicio 6: Composición por identificación totémica

10.08.2011 17:13

Este ejercicio se desarrolla en dos fases:

1. Se le pide a los talleristas que piensen en ese animal que más les gusta. Ese que hubieran querido ser de no haber sido seres humanos, deben escribir ese animal en la parte superior de la hoja.

2. Luego se plantea un conversatorio sobre la reencarnación y se les pide que imaginen la siguiente situación: ustedes murieron y reencarnaron en el animal ese que más les gusta ¿Cómo les fue hoy. Escribir un texto a partir de esta reflexión. He aquí algunos ejemplos:

 

 

REENCARNACIÓN

Alejandro Alcaraz. Grado 7º

 

Después de la depresión, la muerte. Desperté en un bosque. Aprendí a andar en cuatro patas; cuando empecé a correr, sentí el aire y la libertad de la vida. De pronto unas redes me atrapan y me llevan a la población. Volví a sentir la desesperación, la humanidad.

 

 

 AVE FÉNIX

Andrés Felipe Martínez. Grado 10º

 

Mucho tiempo tuve que reír y reír, era una estatua, pero gracias a Dios tuve la vida, aunque ya no tenía memoria. Tuve que aprender a volar y cómo revivir y cómo conseguir comida. El cómo es muy duro, porque yo no he tenido padres. Tú afortunadamente los tienes, pero bueno, así es la vida. Hasta ahora soy libre y gozo de buena salud. Hay muchos que quieren capturarme para exhibirme en pinche zoológico, donde nos miran como bichos raros, cuando lo único que añoramos es nuestra libertad. Desafortunadamente los seres humanos no entienden lo que es ser libre. Deberían hacer un esfuerzo por entenderlo. Nosotros no hemos hecho nada para que nos tengan cautivos. Ninguno nos entiende porque ni siquiera podemos entender su lenguaje. Yo soy libre. ¿Tú lo eres? A pesar de estar enjaulado y tener una gran compañera. Ustedes sólo entenderán esto cuando no puedan gozar de su libertad. Por tanto, gocen de su libertad mientras puedan. Yo lo pude hacer. Como nadie me perturbaba, comía, bebía y gozaba hasta morir de cansancio moral, por estar tan solo como no me sucede hoy en día, después de permanecer siglos y siglos, muerte tras muerte, en una jaula de oro en un zoológico.

 

  

EL ÁGUILA FILÓSOFO

Giovani Mejía. Orientador

 

Es increíble, las cosas que le pueden pasar a uno. Esta mañana iba volando tranquilamente, volaba alto como siempre y, como siempre, al acecho de algo que comer, de una buena presa. Tenía hambre, tanta que me hubiera comido un venado, pero lo único que vi allá abajo en un potrero, fue un suculento ratón que corría presuroso esquivando las patas de las vacas que pacían tan tranquilas; me lancé en picada tras el exquisito bocadillo; una de las vacas, que me miraba como al descuido, se acercó al roedor y defecó sobre él cubriéndolo totalmente. Tuve que hacer una maniobra y volver a remontar las alturas, mi desayuno había desaparecido bajo cinco kilos de mierda.

Como era mucha el hambre que tenía, seguí sobrevolando el potrero y oteando muy atenta cuando, de pronto, sin saberse de dónde apareció un gatito y, sin ningún escrúpulo comenzó a escarbar, hasta que liberó al ratón, le limpió el estiércol y lo engulló de un solo bocado.

Yo hubiera podido cazar al gato y hacerme un desayuno con felino relleno de roedor, pero la carne de gato nunca ha sido de mi agrado; entonces preferí emigrar a otros cielos más limpios y reflexionar, entre tanto, sobre las cosas extrañas que sucede en el mundo.

No siempre quien te caga te quiere hacer daño y no siempre quen te saca del estiércol te quiere ayudar.